Revista de Guitarras

Guitar Lions Promo izquierda
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Jim Campilongo entrevista en español

 Una de las cosas que cualquier guitarrista desea conseguir -y es sin duda la más difícil- es su propia voz con el instrumento. Cuando escuchas a Campilongo sabes lo que tendrá preparado para ti.

Jim es uno de los sideman más buscados por su personalidad y carácter a la gui­tarra, aunque también derrocha su buen hacer al frente de su propio combo, el Jim Campilongo Electric Trio. Señoras y señores: Jim Campilongo

¿Porqué guitarra?
Me gustaba su sonido. Estuve dudando un tiempo entre batería y guitarra. Escucha­ba música de guitarra antes de comenzar a tocarla. Gente como John McLaughlin y su Devotion, Roy Buchanan, el White Album, All­man Brothers, también el Revolution de los Beatles… Lo escuchaba una y otra vez. Era más o menos el 73 y lo escuché cada día du­rante un año.

Tu carrera está más bien ligada a la Telecaster. ¿Te sientes inspirado por otra guitarra?
Cualquier guitarra me inspira y todas tienen sus matices. Al final acabo sacándole un soni­do Tele a todas. Recuerdo tocar una LesPaul y toquetear los volúmenes y el toggle para conseguir esos sonidos que salen de la nada. Tocaba una Gibson 330 y disfrutaba mucho buscando esos sonidos por el puente. Ahora mismo toco mucho una Gibson 225, no la utili­zo todavía con mi trío, pero tiene unos grandes sonidos de feedback y estoy descubriendo nue­vos sonidos. Cada guitarra tiene su personali­dad pero hay elementos que puedes manipular para conseguir ciertos sonidos. La Telecaster tiene capacidad para recrear muchos sonidos debido a su diseño. Esa es una de las razones por la que la utilizo.

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En 2010 Fender sacó al mercado el modelo Campilongo basado en una 59, ¿Porqué ese modelo?
El mástil de la 59 está muy gastado y el diapasón también. Dependiendo de la zona es muy complicado hacer bendings que nor­malmente serían fáciles. Basamos mi modelo en el 59 pero su mástil es más tocable, mejor acabado y hubo que adaptar mi pulgar en la parte trasera así que no es simétrico. La gente cuando la toca destaca lo cómoda que es y creo que no se dan ni cuenta de su asimetría. No es como esa 59, es solo una inspiración. Las pastillas están muy compensadas y no matan a la audiencia como suele pasar con las otras teles.

Los Sex Pistols sobresalen en tus influen­cias entre nombres como Muddy Waters o Chet Atkins ¿Cómo se come eso?
Creo que hicieron un aporte a la mú­sica innegable con su “Never Mind The Bollocks”, ¿Lo has escuchado?

Vivo en Londres así que creo que alguna vez lo habré escuchado…
(Risas). La gente en Londres prefie­re a The Clash y estoy en desacuerdo. Incluso una sola canción del disco The Great Rock n´Roll Swindle, “Belsen Was a Gas”, vale por todo, es impresionante. Johnny Rotten gritando a lo loco sobre el suicidio… no hay nada más rock que eso. Mucho más que The Clash. Joe Strummer no era punk, se convirtió en uno más tarde en su carrera. Hicieron también reggae… Hay algo de Spinal Tap en The Clash. Creo que los Sex Pistols son muy grandes. Escucho a Atkins con su inteligencia y artesanía al tocar y también es fantástico. No entiendo como no existe más gente a la que le guste Chet Atkins y los Sex Pistols al mismo tiempo. Mucha gente no tie­ne ese tipo de influencias, se quedan con Wes Montgomery, Joe Pass, ya sabes… Pero soy un fan del Rock n´Roll y mataría por ver una ban­da en la actualidad como los Sex Pistols.

Tu sonido es muy creativo, mezclando texturas y sonidos. ¿Crees que podrías haber sido cual­quier otro tipo de artista si no fueras guitarrista?
Tendría que ser artista. Soy muy obsesivo con lo que hago y no podría practicar mando­lina sabiendo que debería estar practicando con la guitarra. A veces deseo poder hacerlo y ser pintor o actor. Creo que tengo un exceso de energía que pue­de ser visto como creatividad o como locura y necesito expresarme, ver la televisión no ayuda a expresarme. Hay muchas maneras diferentes de expre­sarse y es algo que todo el mundo de­bería hacer. Hay maneras maravillosas de hacerlo y otras que no lo son tanto.

Todo el mundo te conoce por tu estilo, independientemente de con quién estés trabajando siempre suenas a ti mismo.
Eso es verdad. A veces pienso que la gente escucha lo que hago y como les gusta me piden que lo haga. Soy real­mente más versátil de lo que la gente puede pensar pero me piden una cosa concreta. Hace no mucho hice algo reg­gae y todo el mundo estaba muy conten­to con el resultado y eso que el productor me dijo que en la vida me había escuchado, eso me puso muy contento. Me gustaría que me llama­ran para cosas diferentes. Alguna vez he gra­bado alguna cosa muy en mi estilo, desafinan­do, guitarras al revés… Luego los mismos me llaman para el tour y me piden que no sea yo, pero me gusta porque confían en mi. Normal­mente me llaman para ser yo y también hago mis propias cosas con mi grupo.

Entonces es cuestión del índio, no de las flechas…
Sí. Es un orgullo tener un estilo propio que tomó muchos años para desarrollarse, me en­canta que a la gente le guste.

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Es algo que también se te puede escuchar, to­mas tus influencias y son evidentes, pero no dejan de sonar a ti.
No sabría decirte. Me sentiría culpable si to­cara un lick de Wes Montgomery. A veces le doy al pulgar tocando octavas y le doy mi rollo pero si tocara algún riff tal cual me lo tomaría como si robara un chiste a algún cómico, no sería expresar mis sentimientos. Es algo totalmente legítimo. Por ejemplo, estuve en un concierto hace un par de años en Roma y el guitarrista sonaba como T-Bone Walker con esteroides, una especie de mezcla entre él y Charlie Chris­tian. Era bueno, se lo tenía todo muy estudiado. Tenía como unos 30 turnarounds muy estu­diados y mi estilo no es así. Para mí es como si estuviera mintiendo. Es cuestión de elección.

¿Sientes las canciones de igual manera siendo sideman que tocando tus temas?
Depende. Lo que hace grandes a los artis­tas con los que he trabajado es que tienen la capacidad de ver lo que es bueno y lo que no es. Hay algunas cosas de songwriter que me aburren, la progresión no es interesante, si ha­bla de historias muy personales que solo com­prende él, si la melodía no es muy buena, el groove… Así a veces es difícil encontrar la ins­piración pero intento buscarla en las partes de los otros músicos y ver como puedo contribuir. Puedo tocar “All The Things You Are” dos horas al día y me sigo sintiendo inspirado. Me gusta tocar las canciones de otros especialmente si son buenas.

¿Cómo te preparas las grandes giras?
No las preparo mucho, la cuestión es que normalmente toco mucho. Para mí estar de gira es fácil, solo es cuestión de viajar. En Nue­va York, donde vivo, toco todo el día hasta que me duelen los dedos, practico, hago algunos ejercicios…. De gira pierdes mucho tiempo con maletas, esperas… Para mí preparar un tour es comprobar si tengo calzoncillos de recam­bio y cuchillas de afeitar.

¿Quién te ha sorprendido últimamente?
No es muy nuevo pero ví en directo a Bill Fri­sell hace poco y fue fantástico. En cuanto a jó­venes lo que me llama la atención es que todo el mundo es muy bueno, merece la pena escu­charlos. No hay nadie en concreto. Los discos que he comprado en la última semana y media son de Larry Coryell y John McLaughlin, Grand Funk Railroad y un disco de Ike Turner que es magnífico, sobre todo la canción “Right On”. Estoy seguro que Ike estaba de cocaína hasta arriba pero sigue siendo muy bueno. No conoz­co nada actual como Grand Funk Railroad.

Agus González-Lancharro

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