Nobels ODR-1X overdrive

La última versión del “Arma Secreta” de los pistoleros de Nashville
Nashville (Tennessee) tiene un envidiable circuito de clubes con música en vivo, estudios de grabación trabajando a destajo y sellos discográficos activos. Fue apodada “Music City” hace más de un siglo por ser la cuna del Country y albergar a guitarristas de reconocido talento; desde los pioneros Scotty Moore, Jerry Reed o Chet Atkins (inventores del Travis-picking y el Rockabilly) hasta Johnny Hiland, Brent Mason, Guthrie Trapp o Tom Bukovac, responsables del “Nashville Sound” actual y de las grabaciones de muchos cientos de discos que siguen influyendo a artistas de todo el mundo.
Centrándonos en el impecable sonido de guitarras que se factura en esa ciudad tocada por la varita, hace pocos años empezó a popularizarse un overdrive que pasó desapercibido o fue más bien infravalorado desde su nacimiento en 1993 y ahora se ha bautizado como “el arma secreta de los guitarristas de Nashville” consiguiendo el estatus de OD legendario y la consiguiente revalorización estratosférica de su primera tirada en el mercado de segunda mano. Hablamos del Nobels ODR-1.
Un poco de historia
En el verano de 1992, volviendo de un viaje a Barcelona para contactar con distribuidores, Kai Tachibana (ingeniero nacido en Hamburgo, creador y responsable de la magia de Nobels) decide empezar a desarrollar una linea de pedales para guitarra ya que los anteriores productos de la marca, siendo quizás proyectos más ambiciosos, no tenían mucho éxito.
Así, en la primavera de 1993 comenzó la producción del ODR-1 y poco después la marca alemana competía en las vitrinas con Boss, Ibanez y la escasa variedad de fabricantes que se dejaban ver en las tiendas españolas de la época.
Eran pedales baratos, hechos en Corea y de estética poco agraciada que pasaban inadvertidos para los adolescentes furiosos que aspirábamos a hacer ruido con un Metal Zone y nuestros horribles amplis a transistores sin tener ni idea del concepto de “overdrive transparente”.
A siete mil kilómetros y en Tennessee, ese mismo año, Tom Bukovac ya despuntaba como guitarrista de sesión. Siendo usuario de Tubescreamers, como todos los “pro” americanos, en la tienda “Mike E´s Guitar Ranch” (La Vergne) prueba por primera vez un Nobels ODR-1 y le estalla la cabeza.
Desde entonces y hasta hoy lo ha incluido en su set de directo y estudio, contagiando a todo el que se cruza en su camino (Tim Pierce, Rick Beato, Pete Thorn, Guthrie Trapp…) y convirtiéndose en el mayor embajador de la marca sin ningún tipo de contrato comercial ni remuneración; así es Tom. Quizás, con su canal de Youtube (Homeskoolin´), sea el promotor de la histeria colectiva centrada en la caza y captura de un pedal que costaba treinta dólares el siglo pasado.
Han pasado los años, la producción cambió de país y el modelo se ha actualizado varias veces mejorando pequeños detalles para hacerlo más consistente y duradero ya que, en las primeras unidades, la alta tolerancia de los valores de algunos componentes hacía que tu pedal no sonase exactamente igual que el de tu vecino.

Nobels ODR-1X
El nuevo NOBELS ODR-1X
Así se llama el último modelo comercializado por la marca y, como fanático del sonido Nashville y de Tom Bukovac, me moría de ganas de probarlo. Aquí os muestro mi impresión tras testearlo en dos contextos diferentes, enchufada a un amplificador (Marshall Class 5) y conectada a mi portátil mediante una tarjeta de sonido Scarlett 2i2 y pasando por un previo Strymon Iridium.
Características:
A pesar de su color verde, no tiene nada que ver con un Tubescreamer ni es el típico overdrive con una acentuada curva de medios. Su creador se inspiró en un viejo Fender Bassman Blackface y en la reacción suave de éste con el control de volumen de cualquier guitarra que conectaba, que aumentaba o disminuía su saturación de una manera lenta y continua sin modificar su timbre o carácter.
Este concepto lo extrapoló exitosamente al pedal, dotándolo de un drive uniforme y cálido gracias a varios filtros de paso bajo colocados tras la sección de saturación que evitan el sonido estridente y lo convierten en transparente y musical.
Controles de Drive y Level:
Hasta aquí ninguna novedad, con el primero ajustas la saturación del pedal y con el segundo controlas el volumen de salida. Interactúan muy bien entre sí.
El control de tono “Spectrum”:
Aquí está la magia. Los pedales comunes usan un filtro ajustable simple como EQ; esos clásicos controles de «Tone» o «Treble», en realidad, sólo reducen las frecuencias altas añadidas por la propia electrónica del overdrive. Kai Tachibana diseñó el control de doble filtro, al que llamó «Spectrum”, que no sólo sube o baja los agudos habituales sino también los medios bajos (~300 Hz) permitiendo obtener sonidos realmente utilizables en todas las posiciones del control.
Bass Cut (Control de recorte de graves):
Este pequeño potenciómetro es un acierto. Optimiza el rendimiento de las pastillas dándoles más definición, claridad y menos barro. En anteriores versiones ya existía un switch que hacía esta función y cancelaba frecuencias graves pero no era gradual y no permitía un ajuste tan preciso ni experimentar tanto.
Gain Boost:
Esta opción, aunque no la he usado mucho, hace que el pedal sea más versátil si cabe. Se me antoja demasiado “moderna” para mis recursos pero estoy seguro de que Pete Thorn le sacaría mucho partido.
Remote:
Permite conectar un footswitch para activar y desactivar la unidad desde otro lugar.
El ODR-1X incorpora también un switch interno al que se accede desde el hueco portapilas que nos permite seleccionar su funcionamiento como True/Buffered Bypass. Además es posible alimentarlo con fuentes de 9 a 18V que descubren particulares matices y merece la pena investigar.

Nobels ODR-1X en la cadena
En uso
Es un overdrive transparente, amable y crujiente, con algo más de ganancia que la versión standard pero con la posibilidad de contenerla y suavizarla en ambientes caseros. Drive y Level interaccionan perfectamente y otorgan una enorme sensibilidad a los potenciómetros de volumen de cada pastilla de la guitarra. El concepto “Natural Overdrive” queda clarísimo desde el primer segundo, no es arenoso sino muy Hi-Fi y hace que suenes definido, es imposible no destacar en cualquier mezcla.
Enchufado al portátil, pasando por mi Iridium y la tarjeta de sonido, destaco su nitidez y buena respuesta con las emulaciones Fender y Marshall, aprovechable con todos los niveles de gain del pedal y recortando volumen hasta el 7 en su modo más extremo.
Conectado al amplificador (combo Marshall Class 5) conserva un carácter dulce y elástico, cristalino y natural, nada áspero. Bajando el volumen del pedal resuelves tus problemas con los vecinos y el ampli suena agarrado y con cuerpo.
Conclusiones
Tocar con él se convierte en algo cómodo. Es un pedal elástico y nada rudo que añade músculo a la guitarra pero manteniéndola siempre en su lugar, definida.
Se comporta muy bien en todo su espectro de ganancia y es menos ruidoso que otros pedales más caros con los que lo he comparado, por lo que se lleva muy bien en stack con ellos.
Destaco la claridad y versatilidad de este “Natural Overdrive” que además está mejor construido y es más estético que sus ancestros coreanos. No sé si con todo lo anterior dejo claro o no que me encanta.
Quiero dar las gracias a Fran y Guille, los “Tonebrothers” de Rockbox @rockboxoverdriveshop por compartir delirios musicales enviándome este pedal y por brindarme también la oportunidad de poder compararlo con un impoluto Nobels ODR-S, fechado en marzo de 1993, que forma parte de su colección particular y que ha desatado mi nostalgia. Esto no se cura.
¡Un saludo a todos y hasta el mes que viene!
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